Poropón, pon, pon, pon, poropón…
Si alguna vez tuviera que escribir un libro sobre lo que voy a decir a continuación, en el apartado de las dedicatorias y agradecimientos, tengo claro a quién irían dirigidas mis palabras:
«A mi familia, a mis prendidos y prendidas del alma y a la rampa de Santa María, porque sin ell@s la Semana Santa de Cartagena no tendría sentido.»
Después de varios días buscando en mi cabeza esas palabras que describan mi sentir, mi fervor por y hacia mi Semana Santa cartagenera desde mis inicios en el mundo «procesionil», no encuentro ninguna que exprese mejor lo que es y significa para mí, este mundo de capas, túnicas, terciopelos, sudarios que se elevan hacia lo más alto, tronos, flores, palmas, ¡Vivas! y ¡Bravos! al unísono, redobles de tambor, tambores con sordina y Salves Cartageneras, que éstas:
<<Cartagenera de nacimiento, procesionista por vocación y del Santísimo Cristo del Prendimiento por devoción>>
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Etiquetado:californios, Cartagena, Cristo, devoción, hachote, iglesia de Santa María, Prendimiento, procesiones, procesionista, redobles, Salve Cartagenera, Semana Santa, tambores, tronos
Estoy segura de que podrías escribir bastante más sobre la Semana Santa de Cartagena…Es que me ha sabido a poco…
No te quepa duda de ello, podría escribir una oda a la Semana Santa y, con todo con eso, me dejaría algo en el tintero. Además, sé que te ha sabido a poco…a mi también. No obstante, si me conoces un poco y lees entre líneas lo que hay escrito en negrita, no hace falta saber nada más…
Teniendo en cuenta el devenir de los acontecimientos estas últimas semanas, pues…en fin: hay palabras que no dicen nada y silencios (como en este caso) que lo dicen absolutamente todo.